
Ruesga es el origen de Ardea. Un pequeño pueblo de Cantabria, envuelto en prados verdes, ríos tranquilos y niebla suave al amanecer. Un paisaje donde el tiempo avanza despacio, entre el olor a hierba recién cortada y las antiguas cestas de pesca colgadas detrás de las puertas, cargadas de historias.


Esta primera colección rinde homenaje a esa memoria: a la calma de los días lentos, al respeto por lo útil y por lo hecho con las manos. Inspirada en las cestas de pesca tradicionales, reinterpreta su funcionalidad y carácter en un diseño depurado y contemporáneo, que conserva el alma de lo artesanal.





